Lo primero es levantarse del sofá y poner fin al sedentarismo, un estilo de vida que puede desencadenar enfermedades coronarias o cerebrovasculares en personas con nula actividad física. Este primer paso supone para el nuevo deportista “una transformación importante y un cambio mental”, explica la psicóloga de Clínica Vespucio, Mercy Iriarte.
El ejercicio evita problemas de salud al hacer que el organismo actúe sobre el sistema nervioso central, estabilizando determinadas proteínas. Dentro de ellas, están las endorfinas, las que generan una sensación de relajación y tranquilidad en los deportistas.
“La importancia del deporte en la salud mental se relaciona con la prevención y el tratamiento de desequilibrios psicológicos y, por lo tanto, debiera ser prescrito en patologías como la ansiedad, la depresión o trastornos del sueño”, explica la especialista.
Además, el ejercicio previene patologías físicas gracias a la activación del sistema inmunológico y contribuye a controlar enfermedades degenerativas como el alzhéimer, al mejorar la concentración del individuo.
En los tratamientos, el deporte actúa de forma similar a un fármaco, al equilibrar las sustancias cuyo desajuste generó la afección. A su vez, influye en:
“Este fenómeno potencia la transmisión neuronal, la memoria de trabajo y la flexibilidad cognitiva, mejorando el rendimiento académico”, concluye la psicóloga Mercy Iriarte.
Ejercitarse hace bien |
La actividad física mejora el equilibrio mental y esto contribuye a:
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