A sus 33 años, esta ingeniera comercial finalmente dio a luz a sus hijas por parto normal, pese a la complejidad de su caso y a haber tenido una cesárea previa.
Fui para hacerme la primera ecografía, a las 6 semanas de embarazo, y la doctora se sorprendió por lo que veía en el monitor. Me dijo son 2 huevitos. Después comprobó que hubiese latido en ambos y me habló de los riesgos que eso implicaba.
Como mi embarazo gemelar en un comienzo era monocorial monoamniótico (los embriones crecen en una sola placenta y una sola bolsa amniótica), la mayor dificultad era que se enredaran los cordones umbilicales. También podía darse transfusión feto fetal, es decir, que un embrión creciera más que el otro, provocando que uno de los fetos muriera en algún momento de la gestación.
Básicamente por la cercanía con mi hogar. Comencé a monitorear mi embarazo gemelar, que ahora tenía características de monocorial biamniótico, es decir, las niñas compartían la placenta, pero estaban en sacos amnióticos separados. Y a contar de la semana 12 me puse en manos del Dr. Leonardo Zúñiga, de Clínica Vespucio, quien es gineco-obstetra y experto en embarazos de alta complejidad.
Todo el proceso fue normal. De hecho, el único cuidado especial que me sugirió el Dr. Zúñiga fue no subir mucho de peso, porque el objetivo es que crezcan los bebés y no uno.
El 1 de septiembre, con 34 semanas y 5 días de gestación, comencé con el rompimiento de la bolsa y contracciones que no paraban. Rápidamente me ingresaron a preparto. Ahí me recibió el Dr. Francisco Díaz y optamos por el parto normal. Primero llegó Josefa, que pesó 1,880 kg y nació a las 6:01 am. Rafaela lo hizo a las 6:16 y pesó 2,130 kg.
Fue cesárea. Estaba estudiando de noche y tuve un accidente automovilístico leve. Al día siguiente, cuando me levanté, había botado el tapón mucoso, entonces me fui a la clínica. Llegué con 5 centímetros de dilatación y durante el monitoreo, ya con dilatación completa, surgió la complicación de que Tomás bajaba la frecuencia de sus latidos porque estaba enrollado en el cordón. Ahí se decidió practicar cesárea de urgencia.
La tecnología con que cuenta la clínica fue importante para manejar mi embarazo. Siempre me sentí muy cuidada por el Dr. Zúñiga y por el equipo médico que me atendió en la Urgencia, me encantó. Me dieron un trato personalizado, cariñoso y familiar. Neonatología se portó un 7, nada que decir, son todos muy amorosos, preocupados y profesionales. Esto es muy importante, porque la calidad humana es un aspecto que ayuda mucho en este tipo de procesos.